La chizandra es una trepadora leñosa oriunda de Asia del este. Se enreda en los troncos de los árboles, cubriendo las ramas. Las flores blancas producen bayas rojas pequeñas que pueden crecer en grupos. Tradicionalmente, las bayas se cosechan en el otoño, se secan al sol y luego se muelen para preparar la hierba medicinal en polvo. Las semillas de las frutas contienen lignanos, que se cree son los componentes activos.

La chizandra se ha usado por mucho tiempo en las medicinas tradicionales de Rusia y de China para una gran variedad de enfermedades incluyendo el asma, la tos y otros padecimientos respiratorios, la diarrea, el insomnio, la impotencia y los problemas renales. Los cazadores y los atletas han usado la chizandra con la creencia de que aumentará la resistencia y combatirá la fatiga bajo estrés físico.

Más recientemente, la chizandra ha sido estudiada para los efectos potenciales de protección al hígado.

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No se ha demostrado que la chizandra sea efectiva para cualquier enfermedad. Las investigaciones de la hierba están limitadas a estudios en animales, así como en ensayos clínicos en humanos que no están al día con los estándares científicos.

Estudios con animales sugieren que la chizandra puede proteger al hígado del daño tóxico, mejorar la función hepática y estimular que las células hepáticas vuelvan a crecer.1 – 6 Estos hallazgos condujeron a ensayos clínicos con humanos para tratar la hepatitis. En un estudio chino mal diseñado y reportado en 189 personas con hepatitis B, según se informa a aquellos a los que se les administró chizandra mejoraron más rápido que aquellos a los que se les administraron vitaminas y extractos de hígado.7

Otros estudios de la magnolia china han encontrado posibles propiedades anticancerígenas.8, 9, 10

Finalmente, evidencias poco convincentes insinúan que la chizandra y sus extractos podrían aumentar el desempeño deportivo y mejorar la función mental.11 – 15

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La chizandra viene en cápsulas, disolución medicinal, polvo, tabletas y extractos. Las dosis comunes son de 1.5 a 6 g al día.

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Estudios con ratones, ratas y cerdos han encontrado que la chizandra es relativamente no tóxica.16 Los efectos secundarios notables aparentemente son raros, aunque se han reportado malestar estomacal y reacciones alérgicas.17

La seguridad en las mujeres embarazadas o lactantes, los niños o las personas con enfermedad hepática o renal severa no se ha establecido.